domingo, 4 de diciembre de 2011

Textos expositivos

Exponer significa, entre sus principales acepciones, “presentar algo para que sea visto” y “hablar de algo para darlo a conocer”. Suele aparecer una pregunta, explícita o implícita, como punto de partida. A partir de esta carencia, los textos expositivos presentan la realidad culturalmente elaborada y dan a conocer el mundo pasado, presente o futuro. Los utilizamos para la transmisión de información y de saberes de cualquier índole o materia, tanto técnicos como divulgativos. Pero, en realidad , esa transmisión  busca transformar la acción humana. No podemos hacer las cosas igual tras haber conocido; en eso consiste el saber.

Antiguamente, el conocimiento generacional se transmitía de forma oral mediante textos narrativos: historias que, apoyadas en lo concreto y lo particular, vinculaban los saberes con la preservación de la tribu. Con el paso del tiempo, los textos se han ido especializando y hoy día, anegados de información y conocimientos,  gestionamos, trasladamos y difundimos el saber sobre todo a través de la escritura expositiva;  la narración se ha especializado en el espectáculo y el entretenimiento.


Aunque exponer y explicar se utilizan como verbos sinónimos, la diferencia sustancial está en que quien expone trata de presentar y mostrar una información como ocurre en los textos académicos;  quien intenta  explicar fenómenos naturales, sociales y culturales pretende hacerse entender, hacer accesible y útil el conocimiento a quien lea o estudie. Estaríamos hablando entonces de textos divulgativos, didácticos, escolares, enciclopédicos,… Son, por tanto, textos utilitarios a los que cualquier estudiante tiene que enfrentarse tanto en la lectura (libros de texto) como en la escritura (exámenes, trabajos, monografías,…) Resulta curioso que el alumnado esté tan poco instruido en el tratamiento de este tipo de textos cuando es a los que más frecuentemente se enfrenta. Lo más habitual es que tenga que dar cuenta de los conceptos, los hechos, los fenómenos, las relaciones, las propiedades, las partes,… que forman la realidad de una determinada área o asignatura. Paradojas educativas.
Estructura

En primer lugar hay que organizar la información para que quien la lea no se pierda. En las secuencias expositivas suele haber un orden lógico y reflexivo que consigue aminorar la espontaneidad y el desorden. Para ello, la información se clasifica y secuencia mediante un orden que suele partir de lo general para llegar a lo particular; se inicia con lo asequible y conocido para llegar a lo complejo e ignoto; se comienza con el problema para llegar a la solución.

Podemos decir que hay unas formas básicas de organizar el discurso expositivo:

  •       Descripción de estructura, apariencia, funciones,… y definición de conceptos, principios,…
  •      Enumeración de aspectos, partes y propiedades.
  •      Comparación y contraste: se muestran las semejanzas y las diferencias.
  •      Problema-solución.
  •     Causa-consecuencia.
Estrategias y habilidades para hacer asequible el conocimiento

    * Los ejemplos y las enumeraciones son imprescindibles para que entendamos y nos apropiemos de un nuevo conocimiento.

    * Pareja función cumplen las ilustraciones mediante fotografías, gráficos, cuadros, esquemas.

    * Con frecuencia, necesitamos aclarar y reformular la información que vamos ofreciendo, bien mediante definiciones de palabras o conceptos, bien mediante repeticiones, amplificaciones o paráfrasis.
    * Las citas de autoridad y las referencias a estudios confirmados nos servirán para dar credibilidad a nuestra difusión. Por tanto, nos conviene un trabajo previo de documentación sobre el tema antes de abordar una exposición divulgativa o especializada.
    * La precisión terminológica (tecnicismos, cultismos), con las aclaraciones que hagan falta, ha de estar siempre presente. Acercar el conocimiento no es banalizarlo. A veces la realidad compleja requiere amplias y minuciosas explicaciones.
    * Conviene hacer uso equilibrado de descripciones técnicas (que den empaque y consistencia al texto) y de comparaciones (que lo acerquen a la realidad de quien lee). Siempre hay que conquistar la atención.
    * Para ofrecer un conocimiento objetivo y compartido se suele hacer uso gramatical de la 3ª persona, de oraciones enunciativas, del presente de indicativo con valor atemporal y de verbos existenciales como ser, estar, existir,….

    * En cuanto a los párrafos, importa que cada uno desarrolle una idea temática y que haya uno final que resuma o concluya.

    * Tanto mejor si  engarzamos y relacionamos los párrafos y las partes con abundancia de conectores lógicos, organizadores y marcas textuales para establecer orden y relaciones (guiones,  números, títulos, subtítulos,…). En esta misma línea, es bueno mantener el esquema lógico y fijo de sujeto, verbos y complementos.

    * La adjetivación conviene que sea específica y pospuesta.

    * Las nominalizaciones, es decir, la utilización de sustantivos abstractos en lugar de verbos (realización en lugar de realizar) contribuyen a la concisión y a la abstracción del discurso, a su generalización.

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